En la oscuridad de mi habitación sé que estoy sola, no oigo nada.
Siento un vacío en mi interior que me hace pensar que estoy muerta, a veces creo que no soy más que un fantasma que se pasea por casa de mis padres recordando cuando estaba viva, a veces pienso que me salió bien el plan y que me abrí la cabeza con el pavimento, a veces cierro los ojos y pienso que cuando los abra descubriré que estoy en un lugar cálido y con olor a azufre, el erebo. Infierno como lo llama la mayoría de la gente, pero es mi lugar, es el lugar idóneo para alguien como yo. Alguien que sólo sabe hacer sufrir a la gente que quiere.
Pero entonces, en medio de la soledad de la noche, en medio del silencio, de la oscuridad, oigo algo, es el latido de mi corazón que me recuerda que sigo viva, que la muerte es sólo un deseo que aún no se ha hecho realidad, es un sonido que odio escuchar. Quisiera no volver a oír más el latido de mi corazón en la noche, poder estar envuelta de por vida en un silencio absoluto, poder estar muerta. Es lo que me merezco, y sin embargo, no lo estoy.
A veces, tras despertar de mi eterno deseo por el latido incensante de mi corazón, pienso "¿Por qué estoy aún viva?¿Cuál es la razón de que continúe en este mundo en el que sólo voy a hacer daño?"
Hace 17 años que nací, que escapé de ese lugar pequeño y cálido dentro de mi madre, hace 17 años que estoy en este mundo y aún no he encontrado respuesta alguna a estas preguntas.
"¿Para qué vine a este mundo?
¿Por qué estoy aquí?
Son preguntas que jamás,
tendrán respuesta para mí.
No comprendo mi vida,
no comprendo al destino.
Quizá él halló una respuesta,
¿por qué vivo?
No lo sé y
nunca lo haré.
No comprendo,
ni comprenderé.
El destino tan extraño
que en esta vida
he tenido."
Ahora, 17 años después, sólo tengo un deseo, y ese, es desaparecer.

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