Sumida en la oscuridad, rodeada de una bruma espesa que apenas me deja respirar, sé que nada va a cambiar, que no puedo huir de lo que soy.
Intento escapar de mi verdad, pero de nada sirve, nunca podré cambiar. No existe nada que me haga dejar de ser lo que hasta hoy he sido.
Entre las sombras de la noche miro al estrellado cielo y pienso en lo que pudo ser y no fue. Pienso que nunca nada volverá a ser como antes.
Tumbada sobre el tejado, miro fíjamente las estrellas, la inmensa oscuridad de la noche y el vacío del universo. Me siento vacía, soy un cuerpo sin alma.
A veces pienso que tuve suerte, que hace años que estoy muerta y que sólo estoy aquí porque no me quiero separar de mis amigos. A veces no oigo el latido de mi corazón, lo ahogan los gritos de mi interior, al cual no sé si poder llamar "alma"
Pero entonces ese incesante ruido vuelve a sonar en mi interior, y sé que la muerte es sólo un deseo que nunca se llegó a cumplir.
Y ahora debo vivir así, sin poder cambiar de forma de ser porque no soy lo suficientemente fuerte para hacerlo.

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